jueves, 26 de mayo de 2016

El ambiente caleño es de inseguridad

Por José Renán Trujillo García


Amigas y amigos vallecaucanos,

¿Está retornando la violencia a nuestra ciudad nuevamente?

Más del doble de personas asesinadas, que en un día tan convulsionado socialmente como el de la madre, fueron las reportadas en ese sentido por la Fiscalia y Medicina Legal en hechos sucedidos entre el viernes 20 y el domingo 22 de mayo pasado.

La Policía Metropolitana reportó 14 casos, mientras que la Fiscalía y Medicina Legal dieron a conocer la cifra de 19 personas asesinadas.

Lo que más llama la atención es que el general Nelson Ramírez, comandante de la Policía en nuestra capital vallecaucana, diga que los casos son producto de ajuste de cuentas entre bandas del microtráfico pues solo tres fueron por riñas y uno más por problemas de pandillas.

Brigadier general Nelson Ramírez, comandante de la Policía
Metropolitana de Cali. Foto tomada de 
http://occidente.co/


No coinciden las versiones de los tres entes encargados del tema ciudadano, pues la Fiscalía indica que cuatro de los hechos sucedidos fueron por ataques directos en diversos sitios de la ciudad.

Lo que se está presentando es una tendencia al alza. El Observatorio Social de Violencia entrega cifras comparativas que demuestran que en el año 2015 el numero de homicidios en los cuatro primeros meses del año fue de 435, mientras que en lo que va corrido del 2016 van 456.

El ambiente caleño es de inseguridad. Justificado o no, es lo que está por saberse pues informes internacionales nos ubican como la décima ciudad más peligrosa del mundo; lo que sigue llevando a diferentes gobiernos en el orden mundial, a solicitar a sus conciudadanos a abstenerse de viajar  a lugares de alta peligrosidad donde puede correr peligro  su integridad. Y allí, nos siguen ubicando en ese preocupante listado.

Podría decirse que es un problema de índole internacional del que no queda excluido Colombia. ¡Claro que si! Pero lo cercano a nuestro cotidiano vivir es el terruño donde nacimos y al que nos debemos. Y la preocupación que cunde es que volvamos a repetir épocas aparentemente olvidadas dignas de ni siquiera ser recordadas.



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