Por José Renán
Trujillo García
Amigos y amigas vallecaucanos,
El plan de alimentación escolar P.A.E se convirtió
en un tema nacional al que hay que buscarle solución. En algunas regiones ha
sido de mayor traumatismo que en otras, pero lo claro es que en todos los
departamentos del país hay inconvenientes en la provisión de lo que en términos
populares se llama desayunos escolares.
Y como siempre sucede, es necesario que se prendan las alarmas para que
las autoridades competentes empiecen a dar señales de búsqueda de correctivos
que, por la falta de seguimiento, vuelven a quedar en habladurías sin llegar a
concretar el rumbo decente que debe tener un tema tan delicado como de urgencia
social.
Foto tomada de www.larazon.co
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Imagínense a estas alturas, los gobernadores que se preparan para
asistir a una mesa de concertación con el gobierno nacional,
planteando que llevaran dos iniciativas. La primera, definir
una política pública sobre el plan de alimentación escolar.
La segunda, establecer un modelo de operación del servicio más
participativo.
¿Apenas hoy queriendo promover esas iniciativas? Se
me responderá que tan solo el 1 de enero se han posesionado los
nuevos gobernadores y alcaldes. Sí, es cierto. Pero es que lo que no debiera
ocurrir es que la atención nutricional de
los niños colombianos, en edad escolar, esté sujeta a los vaivenes
estatales cuando debiera ser una política de estado, ni siquiera de
gobierno; de estado. Solo así se mantendría la lupa puesta
sobre los cuantiosos recursos que a tal tarea se destinan y que, por su elevado
monto, debieran garantizar alimentos con una excelente calidad nutricional. ¡Pero
no! Los recursos por un lado al bolsillo de avivatos indolentes e
inhumanos y por el otro niño desnutridos que en casos como el de La
Guajira, mueren por la desprotección del Estado.
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