@CaminandoconJR
Amigas y amigos vallecaucanos,
Ayer se dio inicio a un nuevo ciclo en los diálogos de La Habana. Cada vez que se inicia un nuevo encuentro de diálogo entre las partes o crece la esperanza o crece la desesperanza. Cuando se da lo primero no aumenta la favorabilidad del Presidente en las encuestas; cuando sucede lo segundo aumenta en picada el descenso de esa favorabilidad.
Foto: Presidente Juan Manuel Santos C de periodico El Espectador www.elespectador.com |
La opinión es fluctuante. Cada cambio va ligado a los anuncios que se realicen o de manera oficial o por filtraciones de quienes buscan protagonismo personal o el oscuro deseo de causar de alguna manera daño al proceso. Lo cierto es que en el fondo de cada colombiano se acaricia con ardor el anhelo de lograr la paz, el silencio de los fusiles y la terminación de los secuestros y la extorsión.
Cuántas veces no se ha reiterado que es dañino colocar fechas determinantes. Y se sigue haciendo. Cuántas veces se ha reiterado que los anuncios deben ser oficiales a través de los voceros autorizados como jefes de las delegaciones y se siguen permitiendo los protagonismos inútiles de índole personal.
Nuevamente hoy, amanecemos ilusionados frente a la posibilidad de que mañana se anuncie el cese al fuego bilateral. Así sea. Sería un gran aporte al proceso mas no la finalización del mismo. Falta camino por recorrer para el acuerdo final. Pero sin duda, mañana al darse este anuncio, será un gran aporte, un gran gesto para regenerar la confianza.
¿De dónde salen los anuncios que el Presidente Santos ha venido haciendo en los recientes días anteriores? ¡Que de no firmarse el acuerdo final, las Farc estarían listas para entrar al terrorismo en las ciudades! ¡Que de no firmarse el acuerdo final, estaríamos abocados a soportar nuevos impuestos! ¿Qué se busca con tales anuncios? Para unos entendibles como reiteradas metidas de pata y para otros debidamente sujetos a un libreto establecido. Sea lo uno o sea lo otro, ¿buscando qué?
Mañana será una día de luz y esperanza. Mañana empezaremos a decir con alegría: ¡se terminó la guerra!
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