martes, 12 de julio de 2016

Nuestra canasta familiar está plagada de productos importados.

Por: José Renán Trujillo


Amigas y amigos vallecaucanos

Al hacer un balance, ¿qué resultado arrojaría un estudio a fondo sobre la producción de alimentos en nuestro país?

Para el año de 1990, el 90% de los productos que consumíamos los colombianos eran sembrados en tierras colombianas.  Hoy, el panorama es muy diferente y nuestra canasta familiar está plagada de productos importados.

Me gustaría saber ¿Qué tanto interés está demostrando el gobierno nacional, en apoyar a los pequeños y medianos productores, que no cuentan con las herramientas tecnológicas, ni los recursos económicos, para poder entrar
en una competencia con productos que nos ofrecen del exterior y que están inundando nuestro mercado?

Foto: www.portafolio.co
El clamor de esos sectores se ha hecho sentir para pedirle al gobierno que se ayude a los pequeños productores, con herramientas para la adecuación de los predios; programas de incentivos de los precios de la leche; y la entrega de subsidios para el sostenimiento en el mercado.

Esto, en medio de la caída de compras colombianas al extranjero en un 17%.  Según eso, las importaciones colombianas cayeron a su nivel más bajo en cinco años.
En el cuarto mes del año, las importaciones de productos agropecuarios, alimentos y bebidas fue el único grupo que presentó una variación positiva del 21.2%.

Según la Sociedad de Agricultores de Colombia, a pesar de la subida del dólar, hoy el 28.5% de todos los alimentos que se consumen en la mesa de los colombianos, son importados. Y las familias se han visto obligadas,
por efectos de la devaluación, a destinar el 25% más de pesos para invertirlos en ese tipo de compras.

Hoy los colombianos estamos mercando del exterior productos como carne, pescado, lácteos, quesos, legumbres y hortalizas y hasta café; adicional a los otros 300 productos 
que nos llegan de Estados Unidos, México y veinte países más.

¿No será que en algún momento con políticas serias, diseñadas por el ministerio del ramo, podremos recobrar nuestra vocación de país agrícola autosostenible?

Ojalá que el primer abono para ese noble propósito sea el programa de sustitución voluntaria de cultivos ilícitos por
cultivos de pancoger que ya dá sus primeros pasos en Briceño, Antioquia.

Luego de que nuestros campos sean autosostenibles,
necesitamos empezar a trabajar en nuestros valores como país  
y empezar a creer de nuevo en lo nuestro. 
Y es que si nosotros mismos no protegemos lo que tenemos,
¿quién más lo va a hacer por nosotros?


Para escuchar el audio clic en el siguiente link:

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