Por: José Renán Trujillo
Amigas y amigos vallecaucanos
En el fragor de la discusión sobre el tema de la paz, parece que el país se estuviera dividiendo entre dos posturas: “Sí” y “No”.
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Y en medio de ellos están los que aún no se atreven a decir de qué lado quieren estar. Pareciera que el verdadero sentido de llegar a un acuerdo de paz se diluye a medida que pasan los días. Y en ocasiones da la impresión de que olvidamos los 50 años de horror vividos en campos y ciudades, por cuenta de la defensa de posiciones políticas obsoletas y la búsqueda de unos ideales perdidos.
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Ahora, cuando se plantea llegar a un acuerdo, encontramos sectores del país más interesados en hacer cumplir la Ley del Talión: “Ojo por ojo y diente por diente”. Es cierto que debemos respetar y darle su lugar a las diferencias; pero cada uno defendiendo su posición de forma tan radical será el caldo de cultivo para que germine en nuestro país un nuevo conflicto.
No podemos aplicar en este momento la filosofía de diferencias irreconciliables, tenemos que luchar por desacostumbrarnos a vivir en guerra.
Los colombianos podemos entender que merecemos otro modo de vivir, es posible el amanecer de nuestros campos en paz y volver a escuchar el canto de los gallos y los pájaros y no el ruido de los fusiles atacando poblaciones. Recordemos que el colombiano de a pie es el que en últimas soporta todo el peso de las decisiones que se toman, bien sea en las urnas o en las altas esferas gubernamentales.
Y con sinceridad, creo, que al margen de que nuestra postura hoy sea por un ‘Sí’ o un ‘No’ todos nos merecemos un mejor país.
Como bien dice el Papa Francisco: "Es el diálogo el que hace la paz. No se puede tener paz sin diálogo".
Feliz inicio de semana.
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