viernes, 16 de septiembre de 2016

El acuerdo final, prioriza las mujeres,los niños y adultos mayores

Por: José Renán Trujillo


José Renán Trujillo
Mientras se agitan las campañas por el Sí y por el No, con marchas y con la exposición de puntos de vista muy polarizados que se asumen de maneras apasionadas, poco o nada se ha hablado del contenido del Acuerdo Final. Y creo que es oportuno empezar a revisar algunos de los aspectos más relevantes de los cinco puntos que integran el documento.

Hoy, quiero detenerme en el primer punto, que habla del Nuevo Campo Colombiano o Reforma Rural Integral. En él se realizan planteamientos claves, sensatos y muy necesarios para dinamizar y mejorar la calidad de vida de quienes habitan en las zonas más apartadas. Llama la atención, en esta primera parte, el énfasis que se hace en las mujeres, los niños y los adultos mayores, como la franja poblacional que mayor atención requiere.

Por ejemplo, con relación a las mujeres promueve aspectos como garantizar un acceso integral al sistema de salud, no solo para ser atendidas con todas las de la ley cuando se encuentren en estado de gestación, sino para tener servicios que les garanticen sus derechos sexuales y reproductivos; así como programas de promoción y prevención. Con los niños y jóvenes se plantea que haya más escuelas y docentes para ofrecer formación desde la básica primaria hasta el bachillerato, impartiendo educación acorde a las necesidades de la comunidad. Además, facilitar el acceso tecnológico y la creación de becas para formación técnica, tecnológica o profesional porque la meta es la eliminación del analfabetismo. Y para los adultos mayores se plantean condiciones para tener una vejez digna y tranquila. 

Mirándolo de manera crítica, este primer punto es un llamado de atención bien fuerte al gobierno para que encamine sus esfuerzos a la zona rural que, por cuenta del conflicto, no recibía inversión. Ahora llegó el momento de asumirlo y con retroactividad.  

El Acuerdo Final nos pide mirar la realidad de nuestros campos: Se estima que un 32% de la población colombiana habita nuestros campos, no poseen todos los servicios públicos básicos como agua potable o alcantarillado, algunos no tienen vivienda y otros viven en estados de pobreza más extrema de la que se puede apreciar en las ciudades. Se ha estimado que el índice de pobreza ronda el 44%, según datos del Dane.

Con el primer punto del Acuerdo, todos estamos llamados a reflexionar y a definir realmente qué queremos con el campo colombiano. De nada nos sirve tener ciudades funcionales y modernas, si nuestro principal proveedor del alimento no tiene las condiciones mínimas de vida. Si queremos la paz, empecemos por darle paz y tranquilidad social a nuestros campesinos.






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