martes, 25 de octubre de 2016

¿Se nos olvidaron a los caleños los buenos modales?

Por: José Renán Trujillo

José Renán Trujillo

Durante esta semana, en Cali se realiza lo que se ha denominado como Semana de la Cultura Ciudadana, por el Medio Ambiente y la Paz.

Tristemente esta empezó con pie izquierdo, con la destrucción del Monumento de la Infancia, al que ahora tendríamos que llamar Monumento de la Infamia, porque no tiene nombre que unos vándalos destruyan una serie de piezas, en un espacio público y por los cuales la ciudad pagó hace algunos años; y así el lugar esté en el completo abandono en el que lo tenía la Administración Municipal, tampoco se justifica el daño al bien público.

Es triste decirlo, pero parece que la ciudad no nos duele. El Parque de los Poetas, el Monumento de Efraín y María, Jovita, todos ellos han sido objeto de los oprobios de los desadaptados.

Me da pena y tristeza reconocer que a los caleños se nos olvidaron los modales y las buenas costumbres o ¿qué justificación hay al hecho de que hoy, ni siquiera respetemos los semáforos o que aceleremos el carro cuando un peatón cruza por la calle o que a los transportadores públicos no les importe parar en cualquier lugar sin importar que su peligrosa maniobra genere un accidente a su alrededor?

Necesitamos que los caleños recuperemos la esencia de lo que somos: no es sensato ir por nuestra ciudad como si nada nos importara, basta ver cómo en los retenes de la Secretaría de Tránsito cada día más es el número de motos y vehículos inmovilizados, todo porque sus dueños andan por nuestras calles sin documentos, con licencias y/o certificados vencidos; o con acumulación de multas.

El jalón de orejas también va para los transeúntes porque también hay que reconocer, con mucho dolor, que hasta las estaciones del MíO hoy están hechas un desastre.

Denotan descuido extremo, falta de atención y ojalá, un día, no tengamos que lamentar una situación trágica porque un pasajero cayó de una de las plataformas al corredor, solo porque las puertas de la estación no cierran por falta de mantenimiento o por previsión de seguridad. Y sobre los articulados ni qué decir: los que no están sucios o descuidados han sido presa de los grafittis y declaraciones de sus usuarios.

Como tampoco es sensato y no tiene presentación que en una ciudad que apoyó los acuerdos de paz y que ha experimentado la violencia de diversas formas, se lancen amenazas a una deportista solo por el hecho de querer ejercer en un equipo opuesto al de sus afectos.   

Cali nos duele y bien profundo. 

Los llamados Gestores de Cultura Ciudadana tienen un reto grandísimo. No es fácil reeducar a la ciudad pero tampoco es una misión imposible. Se requiere constancia y la escuela debe ser aliada en esa gestión. 

Señor Alcalde: 
De nada nos sirve querer tener una Cali Soñada si la realidad es tan agobiante, devastadora y poco esperanzadora al punto de ser una pesadilla.

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