miércoles, 26 de octubre de 2016

Una paz real exige los dos acuerdos con la guerrilla.

Por: José Renán Trujillo


José Renán Trujillo
Es inexplicable que a estas alturas, la Corte Suprema de Justicia, a través de su sala de casación penal formule una serie de inquietudes, con carácter de propuestas, para que sean estudiadas por las partes que aún hoy integran la mesa de La Habana. ¿Acaso, no se les tuvo en cuenta en su momento? Hubiesen sido muy benéficas de haberse estudiado desde el primer momento.

He estado involucrado en el sector que auspició y respaldó el Sí al plebiscito por un profunda convicción. A estas alturas, soy un convencido que el país requiere de un consenso que garantice avanzar en la culminación, con acuerdo de voluntades, con las Farc, como con la apertura, la negociación y la culminación del proceso anunciado con el ELN.

Una paz real exige los dos acuerdos. Y logrados, ya deberá ocuparse el gobierno y naturalmente las Fuerzas Militares de los grupúsculos disidentes, que de seguro existirán, y de las bandas criminales que continúan ocupando espacios; así como de la efectiva y necesaria toma de precauciones frente a un posible incremento de presencia por parte de sectores del paramilitarismo.

Aún resuena en los oídos, la reiterada exclamación de no poder ser sujetos de revisión, los puntos alcanzados en el acuerdo final suscrito en Cartagena con las Farc. El punto más álgido en las conversaciones fue el de la  justicia. Y con el documento presentado por la Corte Suprema se abre el camino para encontrar puntos comunes.

El hecho de aceptar esta alta corte, la creación de una jurisdicción especial para la paz, con carácter transitorio que haga parte de la rama judicial y que además, reconozca la jurisdicción como el órgano de cierre de los asuntos relacionados con el conflicto armado propios de la justicia transicional, denota una voz de realismo como bien lo han anotado voceros del gobierno.

De tener en cuenta, los anuncios de previsión que ha presentado con sensatez, el Fiscal General de la Nación. Y también de aplaudir la actitud de los candidatos a la Procuraduría, quienes desde su posición están dispuestos a construir la paz. 

Es el momento del entendimiento tal y como lo ha venido impulsando el mismo Presidente Santos.

Las presiones inadecuadas son inaceptables en este momento en que el limbo exige ser erradicado para pasar a los acuerdos con permanencia en el tiempo.

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