Por:José Renán Trujillo
@CaminandoconJR
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José Renán Trujillo |
14.310.367 votos fue el resultado final que arrojó el escrutinio para Senado de la República en 2014, es decir, la ultima elección de esa corporación. Y 6.430.968 votos fue el resultado informado por la Registraduría Nacional del Estado Civil emitidos por el NO en el plebiscito por la paz.
Voceros de uno de los sectores promotores del no; han solicitado no sé si a nombre del partido al que pertenecen o como posición puramente personal, que se revoque al Congreso en ejercicio y se convoquen nuevas elecciones para que sea el nuevo Congreso electo, el que asuma la responsabilidad de refrendar e implementar el acuerdo final con las Farc que se firmara en cuestión de horas.
¿Será ilegítimo el actual Congreso para proceder a tan alta responsabilidad? ¿Se debe entender esa solicitud en el sentido de ser más legítimos seis millones de votos que catorce?
Hay situaciones que se deben recordar en un medio amnésico como el que vivimos. La Corte Constitucional en ejercicio de su función de salvaguarda de la Constitución, al ingresar a la revisión de constitucionalidad del plebiscito; dejó expreso que este producía efectos políticos;no jurídicos. Y ratificó jurisprudencia sobre lo más importante; que el Presidente por el hecho de convocar ese plebiscito, no perdía bajo ninguna circunstancia su atribución constitucional para la negociación de acuerdos de paz por ser el responsable del mantenimiento del orden público en el territorio nacional. no sobra decir, que tal función es indelegable.
¿Por qué se llega al Congreso de la República? precisamente por el ejercicio presidencial de esa función constitucional. y ¿por qué a través del Congreso? Precisamente porque es la rama del poder público que ejerce la función de pronunciarse sobre los actos legislativos reformatorios de la constitución nacional o las leyes necesarias para implementar los acuerdos realizados por el ejecutivo.
En gracia de una innecesaria discusión, se podría aceptar la tesis de ilegitimidad del actual congreso, si los congresistas hubiesen sido designados por decreto presidencial. Pero resulta absolutamente inaceptable, por provenir su elección de la expresión directa del ciudadano colombiano en las urnas .
Se les va la mano, inadecuadamente, a algunos voceros vinculados con sectores radicales que se oponen al acuerdo con las Farc. Afortunadamente podrán expresar libremente sus opiniones en los debates que se desarrollarán en favor y en contra, al interior del más legítimo recinto de la democracia: el Congreso de la República.
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