martes, 28 de agosto de 2018

CON EL ELN



Vuelven a soplar vientos de paz en Colombia. Así pareciera con los anuncios de visita del presidente español Pedro Sanchez Perez-Castejon quien trae en su agenda, el ofrecimiento del suelo ibérico como nueva sede de la continuidad de los diálogos con el ELN. Esto trae a la memoria antecedentes históricos con relación a ese grupo al margen de la ley.

Hacia Octubre de 1998, Horacio Serpa Uribe calificó  el proceso de reconciliación  iniciado en aquel momento como una experiencia de paz novedosa por no parecerse a ninguna otra realizada en Colombia con las organizaciones guerrilleras desmovilizadas en gobiernos anteriores al en ese momento en ejercicio.

El ELN otorgó un papel protagónico a la sociedad civil en el proceso, lo que  evidenciaba sus anhelos de involucrar a todos los colombianos en la formulación de iniciativas a través de una Convención Nacional. El acuerdo suscrito en ese mes y año   dio inicio a un recorrido que debió conducir a decisiones fundamentales en temas como el Derecho Internacional Humanitario, derechos humanos, impunidad, justicia, insurgencia y conflicto, recursos naturales y política energética; democracia, estado, fuerzas armadas y corrupción; economía y problemas sociales; cultura e identidad; nación, región, ordenamiento territorial, problema agrario y narcotrafico.

Era una agenda amplia de deliberaciones que de haber sido exitosa se hubiese constituido en punto obligado de referencia sobre resolución de conflictos armados no internacionales. Sin embargo no lo fue. Cuando de lograr la paz se trata no solo hay  que  actuar con  los pies sobre la tierra sino evitando los excesos de optimismo para evitar caer en inmensas frustraciones.

Se abre nuevamente una inmensa luz de esperanza con el anuncio que llega con la visita del Presidente de España a este país cansado de la guerra y la violencia y con una marca  indeleble de incertidumbre y falta de credibilidad. Lo fundamental es que se asuman las conversaciones con el ánimo abierto para lograr el éxito de la agenda que se acuerde. Y que la importancia de la sociedad civil y del conjunto de la sociedad sea prioritaria en la generación de espacios favorables a la reconciliación.

¡La paz, ahora con el ELN sigue siendo asunto de todos!

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