lunes, 3 de septiembre de 2018

LA ESPERANZA

@JoseRenanTG

El haber acudido a las urnas 11.674.951 colombianos a respaldar la consulta anticorrupción, fue un hecho de tal contundencia que difícilmente podía pasar inadvertido. Y tan así lo entendió el Presidente Duque, que la misma noche fue objeto de su primera alocución presidencial en la que en uno de sus apartes expresó: ''Celebro la disposición de los partidos en la noche de hoy, la de todos los miembros del comité promotor, a quienes felicité. Y quiero felicitar a los colombianos que se expresaron en las urnas y que le han dicho con claridad a Colombia y al mundo: no queremos más corrupción''.

Con habilidad aprovechó el primer mandatario el momento para dar el primer paso hacia la recomposición de un país que ha venido polarizado de confrontación en confrontación hasta el punto de haber llegado al impensable punto de no existir posibilidad alguna de reconciliación. La convocatoria a la cumbre política sirvió para disipar un principio de duda.

La Cumbre realizada en la Casa de Nariño a la que asistieron todos los partidos políticos y los entes de control, ha servido para empezar a recorrer el camino que conduzca a un gran acuerdo nacional. Con ilusión todas las miradas del país se ubicaron en la mesa integrada por personas que representaban facciones tan disímiles como las Farc y el Uribismo. Era algo que no se veía en el panorama nacional hace décadas.

Ahora sigue la instalación de la mesa técnica donde deberán definirse qué proyectos de actos legislativos reformatorios de la Constitución Nacional y de Leyes  serán tramitados para combatir el flagelo de la corrupción en el suelo patrio. La importancia radica en que a esa mesa técnica llegarán, además, de los siete puntos votados en la Consulta popular, los proyectos emanados de iniciativa del Gobierno, de la Fiscalía, de la Procuraduría y de los partidos políticos. No será lo único a tramitarse; igualmente pasará a decisión una reforma política que acabe con las listas abiertas a corporaciones públicas, que reestructure los órganos electorales y otorgue mayor financiación estatal a las campañas políticas.

Si se logra avanzar en el consenso, que no en el unanimismo, sin duda vendrán saludables cambios para un país que observa con la esperanza puesta en que ese cambio por fin se logre.

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