lunes, 17 de septiembre de 2018

El REGRESO


Claro que los sondeos o encuestas tienen tanto de largo como de ancho; pero sería necio negar que sirven de guía para vislumbrar el camino que conduce al conocimiento de las situaciones que rodean la vida internacional o de la nuestra como país.

Dos de esos sondeos reflejan un dato digno de detenerse en el análisis: si las elecciones norteamericanas fueran hoy, la derrota que sufrirían Donald Trump y  el partido Republicano que él representa sería de tal magnitud que no encontraría jornada similar en el pasado remoto o inmediato. En las dos muestras más recientes de Quinnipiac y NPR la inmensa mayoría ha dicho que votará por miembros del Partido Demócrata con el fin de otorgarles la mayoría tanto en el Congreso como en las gobernaciones.

La de Quinnipiac, por ejemplo, muestra que los Demócratas han abierto una brecha de 14 puntos frente a los Republicanos (52% contra el 38%). La de NPR muestra una diferencia de 12 puntos. De mantenerse esa diferencia y consolidarse en el día electoral sería muy probable que los demócratas recuperaran el control de la Cámara de Representantes, que ganen la mayoría de gobernaciones en juego y hasta que lleguen a tener la posibilidad de conquistar el Senado, algo prácticamente imposible de lograr hasta hace muy poco tiempo. Lo anterior es, a no dudarlo, un panorama sombrío para los republicanos que son observados por el ojo mundial asociados a la gestión polémica del Presidente Trump.

A lo anterior hay que agregar un ingrediente al momento actual de la política del país del norte: la ruptura a una tradición centenaria de no involucrarse los expresidentes en el día a día de la política activa. Barack Obama en la Universidad de Illinois anunció que participará en la campaña del Partido Demócrata para afrontar las elecciones del 6 de Noviembre que deberán renovar 435 curules de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 del Senado. En su conferencia dijo que Trump no solo es un adversario político sino, además, una amenaza para el corazón mismo de Estados Unidos.

“Estoy aquí como ciudadano, no como expresidente, para entregar un mensaje simple: debemos votar porque nuestra democracia depende de ello”, dijo Obama. Un anuncio para el mundo entero de que su regreso marcará un punto central de referencia para la próxima decisión electoral norteamericana.

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