Ires y venires al interior del
Congreso de la República en un tema que no ha sido fácil en legislaturas
anteriores y que tampoco lo será en la presente, una reforma política. Nada
fácil por los intereses ocultos que mueve un tema de esa magnitud más en las
cercanías de un nuevo proceso electoral de carácter regional.
Si existiera seriamente un
profundo interés de entregarle al país una reforma a fondo del sistema político
que hoy rige, tres temas fundamentales debieran ser objeto de estudio y cambio
sustancial: la relación del poder ejecutivo con el legislativo, la
circunscripción nacional y la elección por voto preferente en lista abierta.
Lo primero de seguir implementándose,
como hasta el momento lo ha venido haciendo el presidente Duque, otorgará un
cambio sustancial al ejercicio real de la política alejada de la clientela
puestera y de contratación. Un gobierno que se ha ido estructurando sin
acuerdos políticos en cumplimiento de pactos anteriores al proceso electoral,
significa un inmenso avance en la depuración de nuestras costumbres.
La bondad con que fue
redactado el principio constitucional de la circunscripción nacional para la
elección de senadores en 1991 como producto de la deliberación de la Asamblea
Nacional Constituyente, se ha ido
distorsionando con el paso del tiempo para llegar a convertirse en una
desaforada carrera de candidatos a
conseguir votos en toda la geografía patria a como dé lugar, sin preocuparse de
ningún asomo de escrúpulo en la utilización de cualquier mecanismo que conduzca
a su consecución.
Y el mecanismo de la lista
abierta para la elección de candidatos a corporaciones públicas por el sistema
del voto preferente, no ha contribuido a nada diferente que al mal uso de
componendas y acuerdos económicos para lograr apoyo de líderes que direccionen
un numero de posibles electores al respectivo candidato, generando un mercadeo
de votos antes que movilización del electorado motivado por doctrina o
ideología política.
Ojalá en esta oportunidad si
se avance hacia una verdadera y profunda reforma política. El país no solo la
reclama sino que la necesita con urgencia en defensa de una sana democracia.
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