Buenos días en todo el país
Prefiero correr el riesgo de ser señalado como demasiado insistente; a caer en el lamento posterior de no haber sido lo suficientemente argumentativo para ayudar a evitar la desinformación de la ciudadanía, en algunos casos generada por nobles causas y en otros con perversa intención.
El fallo emitido por la Corte Constitucional sobre el plebiscito y el derecho al sufragio, no lo haremos para avalar la gestión de Santos sino para expresar nuestra voluntad política sobre los acuerdos a que llegue el Gobierno con las Farc.
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| Foto: Corte Constitucional de Colombia de www.fecospec.org |
¿Y por qué insisto en el tema?
Sucede que opositores a la convocatoria del plebiscito han salido a argumentar que votar por el “Sí” sería girarle un cheque en blanco, repleto de fondos, a la gestión que ha realizado Santos y que seguirá adelantando el gobierno, en el campo de la salud, de la educación, de la seguridad, de las relaciones internacionales, de la infraestructura, de la hacienda pública, del endeudamiento externo. Es decir, que un “Sí” en las urnas; avalará al gobierno y sus actuaciones. Pero no hay nada más equivocado y apartado de la realidad que dicho argumento.
También hay otros que vienen planteando que la victoria del “no” en las urnas, hará que todo siga igual y que ni un leve movimiento se sentirá en los cimientos de la institucionalidad.
¿Cuántos intentos de consolidación de apertura de negociaciones para alcanzar un proceso de paz se han frustrado en el pasado? ¡Y cada frustración trajo más sangre de colombianos anegando nuestro suelo!
Y es que de triunfar el “No”, se estaría negando el respaldo ciudadano a los acuerdos logrados en La Habana. Es decir que se negaría la posibilidad de avanzar a su refrendación y posterior implementación; lo que nos llevaría nuevamente al conflicto armado interno que queremos erradicar de nuestras vidas y de las futuras generaciones.
Amigos y opositores del plebiscito: Hoy todos tenemos la responsable obligación de ejercer nuestro derecho acudiendo a la que consideremos la mejor argumentación; pero ajustada siempre a la verdad y no a la desinformación generada con perversa intención.
Buen día para todos.
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